miércoles, 29 de julio de 2009

La comunión unos con otros

En estos días de distanciamiento social por causa de la gripe A, no son pocos los hermanos que nos han manifestado que extrañan las actividades y principalmente la comunión unos con otros. “¡Extrañamos a los hermanos!”, es la frase que escuchamos.

Sin lugar a dudas, esto es una excelente demostración de lo bien que nos hace la comunión cristiana, y de cómo aprendemos a valorar aquello que nos falta. Justamente, de todas las bendiciones que recibimos en Cristo; el ser parte de la iglesia local, es un maravilloso regalo divino.

Si miramos los comienzos de la iglesia en Jerusalén, nos damos cuenta que vivían una intensa comunión (Hechos 2:41-47 / 4:32-35). De la lectura de estos pasajes se desprende que estar en comunión no significa pertenecer a un grupo denominacional, o integrar la nómina de una iglesia local. La comunión, así como lo entendieron nuestros primeros hermanos en Jerusalén, es compartir la fe en Cristo, la alegría de la salvación, la hermandad en forma práctica y el testimonio del evangelio.

La comunión unos con otros es una bendición de Dios para los creyentes, ahora bien, ¿cómo es posible que esta bendición no se transforme en una carga como parece suceder en algunos casos?

El apóstol Pedro nos enseña al respecto: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1ª Pedro 1:22)

El amor fraternal se refiere al amor de hermanos; este amor es muy particular, porque surge del hecho de tener cosas en común: tener los mismos padres, la misma sangre, los rasgos parecidos, la misma crianza, etc. Pero Pedro agrega tres elementos que son fundamentales en esta clase de amor: debe ser sincero, debe ser entrañable, debe ser puro.

El hecho sobresaliente de que por la fe en Cristo ahora seamos hijos de Dios (Juan 1:12), nos hace pensar que debemos amar como Él amó. Por eso no es extraño que el apóstol nos dé estas tres recomendaciones, ya que así es el amor de Dios. ¿No es maravilloso que Dios nos haya amado con un amor de tal calidad? No menos puede ser el que nos prodiguemos sus hijos. (comp. 1ª Juan 4:7-12).

Vivimos un tiempo en el cual el amor se declama y no se practica, sin embargo los creyentes tenemos el ejemplo de nuestro Dios que no agota su amor en palabras, sino que lo lleva a la entrega total.

Algo nos ha llamado la atención en estas últimas semanas, y es que frente a la posibilidad de un contagio de la gripe, muchos han pensado en como preservarse ellos sin importar nada del prójimo; por eso en algunas instituciones o comercios, las personas han debido esperar ser atendidas en la calle en medio del frío intenso. Se nota que cada uno piensa en sí mismo. Es bueno recordar que los creyentes somos llamados a amarnos los unos a los otros, pero también a respetarnos y honrarnos mutuamente (Romanos 12:10)

Hermanos es bueno que extrañemos la comunión, oremos al Señor para que pronto volvamos a estar juntos en forma regular, pero pensemos que ahora podemos hacer mucho para seguir fomentando la comunión cristiana, por ejemplo: una llamada por teléfono, un mensaje de texto, un mail (para los que ingresaron al mundo del correo electrónico), o tal vez una visita, y por supuesto la oración intercesora (Santiago 5:16), pueden ser medios eficaces para seguir manteniendo el contacto.

Como un complemento a este devocional, agregamos una serie de pasajes en donde se nos habla de la comunión cristiana; así, siguiendo la enseñanza bíblica podremos cimentar la comunión unos con otros:

•(Juan 13:34) Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
•(Romanos 12:10) Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
•(Gálatas 5:13) sino servíos por amor los unos a los otros.
•(Efesios 4:32) Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
•(Colosenses 3:9) No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
•(1ª Tesalonisenses 5:11) Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
•(Hebreos 10:24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
•(Santiago 5:16) Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
•(1ª Juan 4:7) Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
•(1ª Juan 4:11) Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

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