martes, 26 de febrero de 2008

¡CUIDADO CON EL MENSAJERO!

El profeta Jeremías fue a lo largo de cuarenta años el mensajero de Dios para Israel. Durante su ministerio sufrió muchas privaciones, estuvo en la cárcel, fue echado en una cisterna (cap. 38), lo llevaron a Egipto en contra de su voluntad (cap. 43), padeció el rechazo de sus vecinos (11:19–21), de su familia (12:6), sus amigos (20:10), su audiencia (26:8) y los reyes (36:23).

Un párrafo aparte merecen los sacerdotes y aquellos que llamándose profetas, también hostigaron a Jeremías (20:1, 2; 28:1-17: 29:24-32). Hubo dos profetas, Hananías (cap.28) y Semaías (cap.29) que tuvieron un entredicho con Jeremías. El primero profetizaba diciendo que la deportación en Babilonia duraría solamente dos años, el segundo incitaba al sacerdote Sofonías a encarcelar a Jeremías acusándolo de estar loco por el contenido de sus mensajes. La respuesta de Dios para los dos falsos profetas fue similar, ambos serían destruidos por haber proclamado un mensaje basado en la mentira.

Pensemos por un momento en el pueblo de Israel, sumergido en una crisis espiritual, moral y social; recibiendo mensajes que son contradictorios, seguramente alguno se habrá preguntado ¿Cuál profeta es el verdadero? ¿Qué mensaje debemos escuchar?. Jeremias tiene una clara respuesta ante este interrogante (28:9), el cumplimiento de la profecia es señal de la veracidad del profeta. (ver Deut. 18:21,22)

Ahora bien, en este caso podemos observar una artimaña de Satanás; frente a un enérgico llamado de parte de Dios al arrepentimiento, levanta otras voces que también invocan a Dios, pero anuncian mentiras, entonces el objetivo está logrado, la confusión y desorientación solo agravan aún mas el estado general de Israel.

Hermanos, hoy nos toca vivir un tiempo similar al del profeta Jeremías; tiempo de corrupción y decadencia por causa del pecado que reina en el mundo. Como en la antigüedad, Dios hace un enérgico llamado al arrepentimiento y la fe en Cristo, ahora no por un solo profeta, sino a través millones de cristianos que anuncian el mensaje de amor y perdón. Pero atención, como en los tiempos antiguos, el Diablo levantan falsos maestros que predican un mensaje basado en la mentira, la disolución, la avaricia, la esclavitud etc. (ver 2ª Pedro cap. 2).

Seguramente también nosotros podamos tener nuestras dudas. Entonces, ¿Cómo saber cual es el mensaje verdadero?. Hay un método que no falla: Examinar todo a la luz de la Palabra de Dios. Ese es el ejemplo de los creyentes en Berea, "escudriñaban cada día las Escrituras" para comprobar si lo escuchado era verdadero (Hechos 17:10-15). Los creyentes de esta dispensación tenemos la Palabra de Dios completa, y esa es una bendición que no debemos desestimar. Por eso exhortamos a los creyentes a leer la Biblia, estudiarla y meditarla, de tal manera que bien afirmados en ella, podamos resistir los embates de aquellos falsos maestros que procuran distorsionar la pureza del mensaje de Dios para cada creyente.

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